La evaluación es un proceso orientado a comprender y mejorar la construcción de los aprendizajes; es además una estrategia que permite mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje estableciendo criterios con respecto a la construcción de conceptos, procedimientos y actitudes del alumno. Cuando hablamos de la evaluación de los aprendizajes en medios de educación a distancia, inevitablemente surge la comparación con la que se realiza en la educación presencial. En este sentido, retomando lo que menciona Bates (2003), debemos considerar que la educación a distancia no es mejor ni peor que la educación presencial, sino diferente, y una vez que aceptamos esta diferencia, estamos en condiciones de establecer las ventajas y desventajas que ambas presentan.
La tabla 1, situada en el post previo, muestra las siete prácticas comunes de evaluación del aprendizaje en modalidades de educación a distancia, mostrando sus virtudes y dificultades, así como la forma en que se hace uso de la tecnología.
Tanto los profesores como las instituciones educativas pueden optar por una o varias formas de evaluar el aprendizaje de los alumnos en un curso ofertado a distancia, dependiendo del contexto especifico de la institución y las características del curso.
Resultan evidentes las ventajas que ofrece la aplicación de la tecnología en la evaluación de los aprendizajes, en especifico el uso de las PT. Sin embargo, es necesario que los docentes formulen estrategias que les permitan diseñar, implantar y evaluar sus sistemas de evaluación. Jaime Valenzuela (2007, citado en Lozano) menciona algunas pautas:
1. El proceso de evaluación debe ser un medio para facilitar que el alumno alcance los objetivos de aprendizaje.
2. Todo curso debe apegarse a un diseño curricular y a la normatividad de la institución educativa.
3. Debe haber congruencia entre los objetivos de aprendizaje y la evaluación de los mismos.
4. Tanto docentes como alumnos deben entender la forma de evaluar.
5. Se debe promover en los alumnos la motivación.
6. Hay que enfatizar en los procesos de aprendizaje más que en las calificaciones.
En este sentido, hay que considerar que la tecnología avanza de manera muy rápida, lo que provoca que los docentes deben tener en cuenta que día con día se desarrollan nuevas tecnologías que pueden ser aplicadas en el diseño y planeación de cursos en línea. La elección de un modelo para seleccionar y aplicar medios y tecnología en un curso, debe atender a ciertos factores, por ejemplo, sirve para diferentes contextos educativos, permite la toma de decisiones, es operacional, su costo es accesible, es de fácil manejo, permite el desarrollo de mejoras, etc.
Bates (1988 citado por Bates, 2003), presenta un modelo llamado ACTIONS (acciones) que permite la toma de decisiones considerando los factores mencionados con anterioridad, y significa:
Acceso Costos Teaching and learning (enseñanza-aprendizaje) Interactividad Organización Novedad Speed (velocidad)
El modelo ACTIONS se convirtió en el modelo SECTIONS, ya que Bates consideró necesario incluir la facilidad de uso de la tecnología como un complemento de la interactividad. Por lo tanto el modelo incluye ahora las siguientes variables:
Students (estudiantes) Ease of use and reliability (facilidad de uso y fiabilidad)
Por otra parte, en cuanto al rol del tutor en ambientes virtuales de enseñanza, citaré la definición que da José Vladimir Burgos (2007, citado en Lozano) quien menciona que el tutor “… funge como facilitador del proceso de enseñanza-aprendizaje, y propicia las situaciones de aprendizaje con la intención de orientar a los alumnos a que gestionen y desarrollen de forma autónoma su propio proceso de aprendizaje”. En cuanto al concepto de tutoría en línea, Armida Lozano Castro (2007, citado en Lozano) la identifica como el proceso en el que el docente acompaña, monitorea, da seguimiento, guía y retroalimenta a los alumnos de un curso virtual.
Dentro de las responsabilidades que un tutor tiene se encuentran la atención, seguimiento y retroalimentación de los alumnos, así como monitorear y revisar sus actividades, propiciando un ambiente de cercanía con ellos que permita apoyarlos durante su estancia en el curso. Cuando hablamos del tutor como facilitador, éste debe conocer el perfil de los alumnos para planear las actividades a realizar durante el curso. Además deberá de motivar la participación y colaboración en los foros de discusión (generales y por equipo) guiando las aportaciones y motivando a los alumnos. Debe saber evaluar los aprendizajes en ambientes en línea y fungir como facilitador del proceso de aprendizaje.
Algunas recomendaciones para el tutor sobre la manera de facilitar cursos en línea, propuestas por Harasim (1997, citado en Lozano), son:
1. No utilizar secuencias largas de mensajes, sino comentarios cortos y preguntas detonantes que inviten a la reflexión y el análisis.
2. Saber las necesidades y expectativas de los alumnos para el diseño del curso.
3. Ser flexible, paciente y empático.
4. Mostrar interés en el aprendizaje de los alumnos.
5. Monitorear constantemente las actividades académicas.
6. Motivar la participación.
7. Fomentar y propiciar el trabajo colaborativo.
8. Establecer normas claras para la participación y la metodología de evaluación.
Referencias:
Bates, A., y Poole, G. (2003). Effective teaching with technology in higher education. San Francisco Ca., EUA. Jossey-Bass.
Lozano, A. y Burgos J. (2007). Educación a distancia y nuevas tecnologías en Tecnología Educativa: en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. Distrito Federal, México: Limusa.
viernes, 11 de abril de 2008
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1 comentario:
Luis:
De verdad admiro el empeño que pusiste en salir adelante después de los tropiezos, eres un excelente ser humano y te felicito por la síntesis de lecturas publicadas, son análisis reflexivos y concretos.
Fue un gusto enorme ser tu compañera de equipo, aprendí mucho de ti.
Soraya.
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